Analizar el nivel de riesgo según la actividad del lugar (Residencias, Oficinas, Empresas, Instituciones, Restaurantes y Discotecas, Fábricas y Almacenes, Hoteles, Clínicas y Hospitales…).
Identificar superficies de alto contacto (manijas, escritorios, baños, etc.).
Retirar objetos sensibles.
Determinar la concentración adecuada para cada superficie.
Proteger dispositivos electrónicos y superficies delicadas.
Asegurar que el área esté despejada para facilitar la aplicación del ozono contra virus, bacterias, moho, hongos, ácaros, malos olores…
No deben permanecer en el interior de la edificación personas, animales y aves. Tapar envases y recipientes de comida, agua y otros, luego lavarlos.
Cerrar las puertas y ventanas. Apagar aires acondicionados.
Utilizar guantes, mascarillas, gafas de seguridad y ropa adecuada.
Aplicar en todas las superficies de alto contacto.
Permitir que el producto actúe el tiempo necesario para eliminar microorganismos.
Evitar tocar o limpiar las superficies antes del tiempo recomendado.
Garantizar que no queden residuos húmedos que puedan ser peligrosos.
Eliminar excesos con paños desechables en caso de ser necesario.
Dejar que las superficies sequen de manera natural si el producto lo permite.
Abrir puertas y ventanas para mejorar la circulación de aire.
Utilizar ventiladores o extractores en espacios cerrados.
Asegurar que el lugar sea seguro para el reingreso de personas.
Recomendaciones
Recomendar protocolos de higiene para mantener la efectividad del servicio.
Ofrecer servicios periódicos para garantizar un ambiente seguro.
El cliente es responsable de lavar con guantes puestos los utensilios de cocina, limpiar pasamanos, tiradores, llavines y cualquier otro lugar de peligro.